Entrenamiento en aguas abiertas - Parte 1

Tanto para los principiantes como para los triatletas experimentados, nadar en aguas abiertas puede ser un reto en sí mismo. Pero, ¿qué hace que la natación en aguas abiertas sea tan especial? ¿Cuáles son las diferencias importantes y qué hay que tener en cuenta?

Estás nadando en el mar o en un lago, el agua está agitada y las olas vienen de un lado, golpeándote en la cara y dificultándote la respiración. Si no eres capaz de cambiar de lado tu respiración, será muy difícil mantener un ritmo constante. Así que tómate tu tiempo y asegúrate de que respirar por ambos lados te resulta natural.

Además de la técnica respiratoria, la orientación desempeña un papel importante. Cuando nadas en la piscina, no tienes que pensar dónde estás. Hay un carril con una línea, el agua es clara, puedes ver el fondo, los lados y la pared de la piscina.
En aguas abiertas es completamente diferente: No hay línea, el agua es oscura, tal vez ondulada y no puedes ver el fondo. Por lo tanto, es importante que tengas puntos de referencia que te ayuden a encontrar el camino recto sin perder demasiado tiempo. En las competiciones suele haber boyas; si no, hay que buscar puntos de referencia en la orilla (edificios, la torre de una iglesia, un faro, la cima de una montaña, etc.). Para saber dónde están los puntos de referencia, levanta la cabeza y mira hacia delante. La dificultad estriba en que tienes que abandonar tu posición óptima en el agua cada tres / cinco movimientos y tu patada tiene que ser más fuerte para no perder demasiada velocidad. Es una técnica que deberías incluir en tu entrenamiento.

El siguiente factor importante es el entorno. Las condiciones meteorológicas (sol, viento, lluvia), el agua lisa u ondulada, la temperatura del agua (agua fría/caliente) y el tipo de agua (cristalina u oscura) pueden afectar a tu entrenamiento. Tu cuerpo trabaja más para mantenerse caliente, el mar agitado o el viento fuerte dificultan la visión de los puntos de referencia y tienes que levantar más la cabeza. En este caso, intenta utilizar el oleaje a tu favor, respirar correctamente y mirar a la orilla puede ayudarte a conservar tus fuerzas. No luches contra las olas, sino utilízalas a tu favor.

Obviamente, tu rendimiento en la piscina no se trasladará directamente al entrenamiento en aguas abiertas. Pero no te preocupes. La experiencia demuestra que el entrenamiento hace al maestro. Si tienes la oportunidad de entrenar en aguas abiertas, hazlo con la mayor frecuencia y regularidad posibles. Es un entrenamiento perfecto y te acostumbrarás a él y mantendrás la cabeza fría en situaciones difíciles.